Convocatoria abierta (Vol. 7):
La imagen del monstruo a través del tiempo: la representación visual de una creación singular
Recepción de colaboraciones abierta hasta el 15 de enero del 2015
(Coordinado por Marta Piñol Lloret)
Monstruo, del latín «monstrum» es un concepto complejo de definir pero vinculado siempre a una dimensión simbólica y generalmente asociado a connotaciones negativas porque excede las características habituales de la naturaleza, conectando pues con aquello extraordinario y transgresor. Ya desde la Antigüedad el hombre ha intentado definir qué es aquello que denominamos de tal manera, pero ya Voltaire en su Diccionario filosófico de 1764 advirtió de la complejidad que entraña intentar definir-lo, concluyendo con un honesto: “Venga, coraje, digamos juntos: ¿Qué sé yo?”.
Gilbert Lascault se aproxima a la representación de este concepto bajo lo que de entrada denomina la forma “m” (monstruo), y lo hace definiéndola de la siguiente manera: “Repulsiva o seductora, cómica o terrible, fantástica o no, objeto de angustia, de contemplación indiferente, o de admiración (victorias griegas, ángeles cristianos, faunos y centauros de Picasso contentos de una felicidad pagana), una forma m se presenta siempre como una brecha en relación a la naturaleza. Se diferencia de aquello con lo que nos encontramos generalmente en nuestra percepción del mundo natural. A primera vista, el espectador la quiere definir como la creación de la imaginación humana de un “ser material” que su creador no ha podido ver en la realidad o en la fotografía; poco importa si el creador crea o no en su existencia en un país lejano o mítico, que haya tenido o no, en el momento de esta creación, la intención consciente de instaurar así una brecha respecto a la naturaleza. El espectador de la forma m tiene así una cierta idea, vaga y aproximativa, de aquello que ve y de su posible génesis. En el momento mismo en el que la reflexión pretende definir una forma sin recurrir a su creador, ésta se apoya en la génesis que imagina”. LASCAULT, Gilbert: Le monstre dans l’art occidental. Paris: Klinksieck, 1004 (1ª ed. 1976) [La traducción es nuestra]
Así pues el monstruo es aquello que se diferencia de la naturaleza, de manera que conecta con una dimensión claramente simbólica, con aquello visible y con aquello invisible, con la imaginación y en ocasiones con la tradición o la innovación. Atendiendo a la historia de las imágenes podemos constatar que el hombre, desde los tiempos prehistóricos, ha sentido la necesidad de representar monstruos, teniendo éstos una finalidad u otra, formando siempre parte de unos mundos simbólicos e imaginarios que en determinados momentos han respondido a unas convenciones de culturales y que en otros casos son fruto del mundo imaginario de quién las representa. También es interesante tener en consideración que no sólo se han representado para invocar realidades trascendentales, sino que también tenemos buenos ejemplos de ellos en el ámbito de la ilustración de la sátira política.
No se trata en absoluto de limitarnos a la mitología occidental o a una religión en concreto, tampoco a las criaturas más mediáticas (King Kong, Godzilla,…) sino que también los monstruos producto del universo onírico personal de un creador en tanto que imágenes visuales tienen sin duda alguna el mismo interés. Además enlaza directamente con conceptos tales como lo grotesco o con prácticas como eran las wunderkammer.
Por otra parte también los monstruos han sido estudiados por una disciplina científica, la teralogía (del griego «theratos», θερατος, monstruo), encargada de acercarse a los individuos naturales que difieren del patrón común, estudiando por lo tanto las anomalías y malformaciones, tema que suscitó un gran interés en el ámbito fotográfico y que conecta con un análisis de tipo sociológico (piénsese por ejemplo en los zoos humanos). Igualmente también la criptozoología se encarga del estudio de los animales ocultos, es decir, de todos aquellos que se hallan fuera del objeto de estudio de la zoología (Kraken, Yeti, calamares gigantes…), de manera que también conecta muy bien con la cultura popular y el folclore.
Cabe destacar que en la presente propuesta nos planteamos atender al concepto de monstruo y no a la monstruosidad desde un punto de vista moral o político y siempre vinculado a la representación visual.
Teniendo en cuenta la orientación de esta publicación, aquello que proponemos no es constituir un corpus de artículos que traten de inventariar o incluso de catalogar los distintos tipos de monstruos (grifos, dragones, seres híbridos,…), así como tampoco analizar la representación de éstos en un período artístico en concreto o en la obra de un artista en particular. Ni mucho menos, lo que planteamos es una propuesta de tipo totalmente interdisciplinar que se basa en el estudio de imágenes visuales y no de obras artísticas, partiendo pues del concepto de imagen y olvidando las jerarquías artísticas, de modo que tienen cabida representaciones pertenecientes a cualquier tipo de artes plásticas, pero también en la cultura popular (el mundo del cómic, la ilustración, fiestas populares, etc.) así como también el cine, la artesanía o el arte outsider. Consecuentemente se trata también de un planteamiento interepocal y no limitada al mundo occidental, sino que se trata de acercarnos a la representación visual del concepto de “monstruo”, viendo cómo se ha representado, a qué puede obedecer, la estrecha relación que se establece entre arte y simbología, qué impacto espectatorial ha podido tener,…
Se establecen a continuación las principales líneas de trabajo posibles:
1.- Línea teórica:
a) Propuestas sobre la idea de representación visual del concepto “monstruo”
b) Los usos de estas imágenes
c) La recepción espectatorial
d) La vinculación de estas imágenes con contextos concretos: mitología, medicina, alquimia, folclore…
2.- Línea práctica:
a) Estudios de caso. [Advertencia: no se trata de considerar en términos de análisis formal u histórico una imagen en concreto de manera aislada, sino dentro de un contexto representativo más amplio]
b) Relación entre alguna manifestación visual con otros ámbitos creativos (literario, musical, etc.) o al revés, acercarse a las imágenes partiendo de otras representaciones
c) Estudio de alguna tradición que conecte con representaciones visuales de monstruos
d) Revisión de fuentes (primarias o secundarias, desde tratados sobre monstruos hasta una revisión de la bibliografía sobre el tema)
Estas son las líneas de estudio propuestas dentro de las cuales deben enmarcarse los artículos, pero obviamente estamos abiertos a sugerencias que no encajen o excedan esta clasificación (previa consulta), de la misma manera que tampoco es necesario que cada una de ellas cuente con algún artículo, es una simple propuesta orientativa.