Convocatorias

Convocatoria abierta (Vol. 9):

La guerra en la cultura visual: representaciones e imaginarios

Recepción de colaboraciones abierta hasta el 1 de febrero del 2017

(Coordinado por Marta Piñol Lloret)

manassesPocos temas hay que tengan un rango temporal y espacial tan amplio como los conflictos armados y las guerras, de ahí que existan abundantes representaciones visuales a lo largo de tantos siglos, pertenecientes a distintas culturas y países. Por su propia naturaleza y por los intereses que residen tras los conflictos bélicos y también por sus consecuencias, éstos jamás han dejado indiferentes a las sociedades, ya sea para considerarlos como positivos, atractivos o incluso necesarios -caso de Aristóteles (la guerra como un medio para la paz), Joseph de Maistre (la guerra como divina) o G.W.F. Hegel (la guerra como elemento indispensable para la moralidad y adjetivada como bella, buena, santa y fecunda)- o como la peor manifestación de la incapacidad de resolución pacífica de un problema por parte de la humanidad. En cualquier caso, nadie puede contradecir su dimensión universal en tanto que experiencia compartida por todos las culturas y países, quienes a su vez han dado lugar a distintas manifestaciones artísticas que reflejan las idiosincrasias de las mismas, sus posicionamientos, objetivos, puntos de vistas y finalidades.
Acercarnos a los imaginarios bélicos sin proponer un margen de tiempo o región determinada, así como tampoco limitándolo a una disciplina artística en concreto, supone considerar la dimensión visual de estos conflictos desde una perspectiva muy amplia que posibilita concretar estudios que aborden numerosas cuestiones tales como los fines propagandísticos con los que se han empleado las imágenes en las guerras -piénsese en las sátiras y ridiculizaciones de los enemigos en contraposición con las loas o ensalzamiento de los propios; la configuración de imágenes relativas a héroes de guerra -vencedores o vencidos-, así como cederlas a la posteridad para que no caiga en el olvido quién venció; o incluso la creación de imaginarios antibelicistas o pacifistas que, con ánimo universal o no, pretendan denunciar las consecuencias de un conflicto en concreto o de la guerra en general -ilustración del impacto de la contienda para la población civil, refugiados, muerte…-.
Asimismo, las representaciones vinculadas a las guerras llevan necesariamente pareja una dimensión narrativa -derivada evidentemente de un causa temporal- que tiene como resultado la variabilidad de la representación de un mismo conflicto a lo largo del devenir del mismo, es decir, el imaginario visual de éste necesariamente muta desde los comienzos hasta su resolución, integrando representaciones, por ejemplo, que inicialmente apelen a la movilización de la población o a procurar evitarlo, mientras que más adelante tendrán que ver con episodios de su desarrollo o con las consecuencias a su término. Por otra parte, otra riqueza del tema estriba en la idea de los múltiples puntos de vista sobre este fenómeno, como mínimo por parte de los implicados en él en términos de opositores, pero ampliable, naturalmente, a tantos posicionamientos y puntos de vista en el seno del mismo o desde el exterior que evidencien la complejidad del enfrentamiento. En definitiva, de un sólo conflicto pueden existir numerosas representaciones acordes o contradictorias entre ellas, así como planteadas desde talantes y actitudes que vayan desde la exaltación y entronización, hasta la estereotipación negativa o la sátira. Asimismo, las propias consecuencias de los enfrentamientos bélicos y la voluntad existente por parte de la sociedad de querer homenajear a las víctimas o procurar que esos episodios no caigan en el olvido también da lugar a numerosos materiales visuales que evidencian, de nuevo, el peso de las imágenes en las sociedades, caso de los memoriales y las exposiciones, museos, esculturas o cualquier manifestación artística que pretenda dejar testimonio de lo sucedido.
Igualmente, de la misma manera que el paso del tiempo ha alterado la concepción de las guerras y el desarrollo de las mismas, también los sistemas propagandísticos, comunicativos y los usos de las imágenes han ido cambiando acorde con el momento, de ahí por ejemplo a la importancia de los noticiarios en muchos conflictos del siglo XX o las teorizaciones en torno a la idea de simulacro, propuestas por Jean Baudrillard, planteadas a partir de la idea de que “La guerre du Golfe n’a pas eu lieu”. Es decir, las imágenes, de acuerdo con el momento en el que se producen, nos aportan una fuente de información notable sobre la propia sociedad que las genera y sus finalidades, una cuestión abordable de una manera totalmente interdisciplinar desde su empleo, por ejemplo, en el marco del imperialismo romano, en el contexto de las guerras religiosas del Medioevo, en el colonialismo y desarrollo de la ingeniería de la época moderna o en ese momento en el que a partir de Auschwitz ya no se puede escribir poesía según Adorno, en la era del terror nuclear o en un contexto postcolonial.
En definitiva, la interdisciplinariedad y amplitud del tema pretende dar acomodo a aquellas aportaciones que, con un rigor académico y científico, pretendan acercarse a algún aspecto de la creación y uso de las imágenes en torno a un conflicto en concreto o en relación al propio concepto de guerra de una manera más general.
Se establecen a continuación las principales líneas de trabajo, entre otras posibles:

1.- Línea teórica:

a) El empleo de las imágenes en contextos bélicos

b) Los símbolos relativos a la guerra: concepción y desarrollo

c) La recepción espectatorial de estas imágenes

d) La dimensión ideológica de las imágenes bélicas

2.- Línea práctica:

a) Estudios de caso [Advertencia: no se trata tanto de considerar en términos de análisis formal u histórico una imagen en concreto de manera aislada sino dentro de un contexto representativo más amplio]

b) Relación entre alguna manifestación visual con otros ámbitos creativos (literario, musical, etc.) o al revés, acercarse a las imágenes partiendo de otras representaciones

c) Evolución de la configuración y empleo de imágenes en relación a un conflicto bélico concreto

d) Estudio de las representaciones de la guerra en alguna manifestación artística concreta: relieves, manuscritos, cine,…

e) Los sistemas de difusión de estas imágenes en un contexto en concreto

f) Reseñas sobre libros que hayan considerado estas temáticas

Estas son las líneas de estudio propuestas dentro de las cuales deben enmarcarse los artículos, pero obviamente estamos abiertos a sugerencias que no encajen o excedan esta clasificación (previa consulta), de la misma manera que tampoco es necesario que cada una de ellas cuente con algún artículo, es una simple propuesta orientativa.

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Convocatoria abierta (Vol. 8):

Relaciones secretas: símbolos, ocultismo, emblemas y alquimia en el arte

¡Hemos prorrogado el deadline!

Recepción de colaboraciones abierta hasta el 1 de febrero del 2016

(Coordinado por Marta Piñol Lloret)

Grandville Un Autre Monde

Los símbolos siempre han desempeñado un papel fundamental en las culturas, de ahí que con frecuencia les atribuyamos una naturaleza arcaica y sumamente pretérita, aunque sin embargo éstos hayan estado presentes a lo largo de la historia de una manera constante. Y el arte, como manifestación cultural, ha dado buena cuenta de ello. Tanto en Oriente como en Occidente, desde el Antiguo Egipto hasta nuestros días, su presencia ha jugado un papel muy importante en las representaciones artísticas. Desde las propias vinculaciones entre arte y ritualidad, los elementos mitológicos, religiosos o legendarios, pasando por las conexiones entre las ciencias y el arte –alquimia, astrología, magia, adivinación…-, la presencia visual del símbolo ha establecido puntos de encuentro entre diversas realidades materiales y espirituales.

Asimismo la representación de símbolos ha suscitado vivos deseos de conocer sus significados y clarificar diversas iconografías, convirtiéndose en un firme propósito el poder lograr desvelar las diversas significaciones entre las diferentes capas de mostración y ocultación. La antropología, la filosofía o la historia de las religiones (L. Frobenius, M. Schneider, E. Cassirer, C. Lévi-Strauss o H.G. Gadamer), así como la semiótica (F. de Saussure o Ch. S. Peirce) o el psicoanálisis (S. Freud, C. G. Jung o S. Ferenczi) los han convertido en puntos ineludibles y omnipresentes en sus estudios, pero no menos difusión han tenido en el ámbito de la creación artística a lo largo de los siglos hasta llegar a nuestros días.

Desde los propios jeroglíficos egipcios, pasando por la importancia de la figura de Hermes Trismegisto a partir de la Antigüedad Tardía, las leyendas medievales, la cábala, la hieroglyphica publicada en numerosas ocasiones en el Renacimiento y el origen de la emblemática, las alegorías, la alquimia, el ocultismo, los prerrafaelitas y simbolistas del XIX o los movimientos antroposófico-teosóficos, todos ellos han tenido un papel fundamental en la cultura y una importante presencia en el ámbito artístico. El Bosco, Alberto Durero, Matthäus Merian el Viejo, William Blake, Dante Gabriel Rossetti, Jan Toorop, Jean Delville, Vasili Kandinsky, Max Ernst o Remedios Varo son sólo algunas de las figuras más destacadas en un panorama mucho más extenso y con una amplísima y variada casuística.

Proponemos por lo tanto un acercamiento a las conexiones existentes entre el arte y el más allá, su vinculación con aquello oculto o los mundos oníricos, tomando en consideración la riquísima tradición artística para atender, no sólo a las propias representaciones simbólicas, sino también a las interpretaciones o reinterpretaciones que de éstas se han sugerido, comprendiendo en consecuencia el ámbito de la creación artística y el de la recepción espectatorial.

Por ello invitamos en esta convocatoria a escribir sobre las representaciones visuales de los símbolos y sus interpretaciones desde una perspectiva plenamente interdisciplinar y abogando por la reflexión crítica, sin circunscribir las propuestas a un marco cronológico o geográfico concreto.

Se establecen a continuación las principales líneas de trabajo posibles:

a) La presencia de símbolos o lo simbólico en el arte

b) La interpretación de los símbolos

c) Lo visible y lo invisible en el arte: ocultismo, esoterismo, alquimia, astrología, adivinación, emblemas, mundos oníricos,…

d) El proceso creativo como ritualidad o trance, conciencia y supraconciencia

e) La vinculación de estas imágenes con contextos concretos: mitología, medicina, alquimia, folclore…

f) Estudios de caso sobre algún símbolo en concreto, iconografía en particular, autor u obra

g) La presencia de los símbolos en el ámbito visual y en otros terrenos creativos (literario, musical, etc.)

h) Estudio de alguna tradición que conecte con representaciones visuales alquímicas, masónicas, astronómicas,…

i) Revisión de fuentes (primarias o secundarias, desde tratados o manuscritos hasta una revisión de la bibliografía sobre el tema)

j) Reseñas sobre libros que hayan considerado estas temáticas

Estas son las líneas de estudio propuestas dentro de las cuales deben enmarcarse los artículos, pero obviamente estamos abiertos a sugerencias que no encajen o excedan esta clasificación (previa consulta), de la misma manera que tampoco es necesario que cada una de ellas cuente con algún artículo, es una simple propuesta orientativa.

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Convocatoria cerrada (Vol. 7):

La imagen del monstruo a través del tiempo: la representación visual de una creación singular

Recepción de colaboraciones abierta hasta el 15 de enero del 2015

(Coordinado por Marta Piñol Lloret)

Grandville Un Autre Monde

Monstruo, del latín «monstrum» es un concepto complejo de definir pero vinculado siempre a una dimensión simbólica y generalmente asociado a connotaciones negativas porque excede las características habituales de la naturaleza, conectando pues con aquello extraordinario y transgresor. Ya desde la Antigüedad el hombre ha intentado definir qué es aquello que denominamos de tal manera, pero ya Voltaire en su Diccionario filosófico de 1764 advirtió de la complejidad que entraña intentar definir-lo, concluyendo con un honesto: “Venga, coraje, digamos juntos: ¿Qué sé yo?”.

Gilbert Lascault se aproxima a la representación de este concepto bajo lo que de entrada denomina la forma “m” (monstruo), y lo hace definiéndola de la siguiente manera: “Repulsiva o seductora, cómica o terrible, fantástica o no, objeto de angustia, de contemplación indiferente, o de admiración (victorias griegas, ángeles cristianos, faunos y centauros de Picasso contentos de una felicidad pagana), una forma m se presenta siempre como una brecha en relación a la naturaleza. Se diferencia de aquello con lo que nos encontramos generalmente en nuestra percepción del mundo natural. A primera vista, el espectador la quiere definir como la creación de la imaginación humana de un “ser material” que su creador no ha podido ver en la realidad o en la fotografía; poco importa si el creador crea o no en su existencia en un país lejano o mítico, que haya tenido o no, en el momento de esta creación, la intención consciente de instaurar así una brecha respecto a la naturaleza. El espectador de la forma m tiene así una cierta idea, vaga y aproximativa, de aquello que ve y de su posible génesis. En el momento mismo en el que la reflexión pretende definir una forma sin recurrir a su creador, ésta se apoya en la génesis que imagina”. LASCAULT, Gilbert: Le monstre dans l’art occidental. Paris: Klinksieck, 1004 (1ª ed. 1976) [La traducción es nuestra]

Así pues el monstruo es aquello que se diferencia de la naturaleza, de manera que conecta con una dimensión claramente simbólica, con aquello visible y con aquello invisible, con la imaginación y en ocasiones con la tradición o la innovación. Atendiendo a la historia de las imágenes podemos constatar que el hombre, desde los tiempos prehistóricos, ha sentido la necesidad de representar monstruos, teniendo éstos una finalidad u otra, formando siempre parte de unos mundos simbólicos e imaginarios que en determinados momentos han respondido a unas convenciones de culturales y que en otros casos son fruto del mundo imaginario de quién las representa. También es interesante tener en consideración que no sólo se han representado para invocar realidades trascendentales, sino que también tenemos buenos ejemplos de ellos en el ámbito de la ilustración de la sátira política.

No se trata en absoluto de limitarnos a la mitología occidental o a una religión en concreto, tampoco a las criaturas más mediáticas (King Kong, Godzilla,…) sino que también los monstruos producto del universo onírico personal de un creador en tanto que imágenes visuales tienen sin duda alguna el mismo interés. Además enlaza directamente con conceptos tales como lo grotesco o con prácticas como eran las wunderkammer.

Por otra parte también los monstruos han sido estudiados por una disciplina científica, la teralogía (del griego «theratos», θερατος, monstruo), encargada de acercarse a los individuos naturales que difieren del patrón común, estudiando por lo tanto las anomalías y malformaciones, tema que suscitó un gran interés en el ámbito fotográfico y que conecta con un análisis de tipo sociológico (piénsese por ejemplo en los zoos humanos). Igualmente también la criptozoología se encarga del estudio de los animales ocultos, es decir, de todos aquellos que se hallan fuera del objeto de estudio de la zoología (Kraken, Yeti, calamares gigantes…), de manera que también conecta muy bien con la cultura popular y el folclore.

Cabe destacar que en la presente propuesta nos planteamos atender al concepto de monstruo y no a la monstruosidad desde un punto de vista moral o político y siempre vinculado a la representación visual.

Teniendo en cuenta la orientación de esta publicación, aquello que proponemos no es constituir un corpus de artículos que traten de inventariar o incluso de catalogar los distintos tipos de monstruos (grifos, dragones, seres híbridos,…), así como tampoco analizar la representación de éstos en un período artístico en concreto o en la obra de un artista en particular. Ni mucho menos, lo que planteamos es una propuesta de tipo totalmente interdisciplinar que se basa en el estudio de imágenes visuales y no de obras artísticas, partiendo pues del concepto de imagen y olvidando las jerarquías artísticas, de modo que tienen cabida representaciones pertenecientes a cualquier tipo de artes plásticas, pero también en la cultura popular (el mundo del cómic, la ilustración, fiestas populares, etc.) así como también el cine, la artesanía o el arte outsider. Consecuentemente se trata también de un planteamiento interepocal y no limitada al mundo occidental, sino que se trata de acercarnos a la representación visual del concepto de “monstruo”, viendo cómo se ha representado, a qué puede obedecer, la estrecha relación que se establece entre arte y simbología, qué impacto espectatorial ha podido tener,…

Se establecen a continuación las principales líneas de trabajo posibles:

1.- Línea teórica:

a) Propuestas sobre la idea de representación visual del concepto “monstruo”

b) Los usos de estas imágenes

c) La recepción espectatorial

d) La vinculación de estas imágenes con contextos concretos: mitología, medicina, alquimia, folclore…

2.- Línea práctica:

a) Estudios de caso. [Advertencia: no se trata de considerar en términos de análisis formal u histórico una imagen en concreto de manera aislada, sino dentro de un contexto representativo más amplio]

b) Relación entre alguna manifestación visual con otros ámbitos creativos (literario, musical, etc.) o al revés, acercarse a las imágenes partiendo de otras representaciones

c) Estudio de alguna tradición que conecte con representaciones visuales de monstruos

d) Revisión de fuentes (primarias o secundarias, desde tratados sobre monstruos hasta una revisión de la bibliografía sobre el tema)

Estas son las líneas de estudio propuestas dentro de las cuales deben enmarcarse los artículos, pero obviamente estamos abiertos a sugerencias que no encajen o excedan esta clasificación (previa consulta), de la misma manera que tampoco es necesario que cada una de ellas cuente con algún artículo, es una simple propuesta orientativa.

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 Convocatoria cerrada (Vol.6 núm. 1):

Volverse niño. Representaciones visuales y construcciones sociales de la infancia

(Coordinado por Paolo Chiozzi, Simona Galbiati, Ander Gondra y Gorka López de Munain) 

frankenstein_la niña y el monstruo

A modo de PREMISA: No se requieren solamente contribuciones sobre las formas de representación visual de la infancia por parte de los adultos (antropólogos, historiadores del arte, sociólogos, fotógrafos, etc.) que la han “observado”, sino también sobre cómo la infancia se representa visualmente a sí misma y al mundo de los adultos.

La infancia es a menudo considerada como una fase de transición, un proceso de preparación a la edad adulta. El interés no es el propio niño, sino su evolución en otra cosa. La atención esta focalizada en lo que llegara a ser, y no en el ser. Hay una tendencia a no considerar al niño como tal, sino solamente como semilla del adulto en el cual está destinado a convertirse.

Hasta hace tan solo unos años el tema de la infancia se trataba esencialmente en términos psicológicos y pedagógicos, mientras que en el panorama de las ciencias sociales ocupaba una posición totalmente marginal. Fue así hasta que Margaret Mead y, más tarde (en los años 70 del siglo pasado), Charlotte Hardman, hicieran que los antropólogos empezaran a pensar en una anthropology of children que otorgase la palabra a los propios niños. Y sin embargo, poco se ha hecho en esa dirección, sin subestimar por ello algunos trabajos interesantes como el del sociólogo William A. Corsaro (The Sociology of Childhood, 1997). El hecho de considerar la infancia como una categoría social subordinada, que tan solo existe en función de lo que será, se refleja igualmente en la variedad lexical utilizada para identificar este periodo de la vida: infancia, niñez, pubertad, minoría de edad, juventud, adolescencia. Esta variedad da cuenta de la necesidad de denotar las diferentes etapas del desarrollo y el crecimiento, contribuyendo eficazmente a acentuar la incapacidad de considerar la infancia en y por sí misma.

Por otra parte, la palabra infancia proviene del latín infans, que significa mudo, que no puede hablar. Su origen está vinculado al verbo fari, que significa hablar, y al sufijo in que añade el valor de negación. En el pasado, este término se refería únicamente al período entre el nacimiento y la aparición del lenguaje. De manera similar, el término menor deriva del latín minor que significa más pequeño, inferior, e indica la condición de no llegar a la edad adulta. Y el término en italiano bambino no es otra cosa que el diminutivo del término proveniente del italiano arcaico bambo, con el valor de “bobo”, perteneciente a la misma familia onomatopéyica de babbeo. En muchos idiomas, por lo tanto, la palabra infancia tiene una definición negativa, basada en la carencia de algo. Etimología que refleja la construcción social de la infancia como categoría subordinada, y del niño como sujeto dependiente.

Para comprender el mundo de los niños debemos alejarnos de esta idea y acercarnos en cambio a la visión de los niños como sujetos culturales. Janusz Korczak (1879-1942) argumentaba que “no hay niños, hay solo personas. Personas que tienen otro orden de ideas, un bagaje experiencial diverso, un juego distinto de emociones”. Uno es capaz de entender a los niños y su mundo sólo cuando se comienza a considerar este ultimo al mismo nivel de relevancia que el de los adultos.

¿Cómo es el mundo de los niños? ¿Cómo lo ven los adultos? ¿Cómo lo sienten los niños? ¿Cómo es representado este mundo? ¿En qué medida la difusión de las nuevas tecnologías y de los medios audiovisuales ha contribuido a formar e influenciar la construcción cultural de la infancia y su representación? ¿Cuánto ha podido cambiarla? ¿Qué otros canales (por ejemplo la literatura) contribuyen a modelar la representación visual de la infancia? Esta convocatoria tiene como objetivo animar el debate y la reflexión en torno a esta cuestión para evidenciar los distintos modelos de representación visual de la infancia, subrayar el desarrollo de estos, y crear una cartografía (si fuera posible) que alumbre y brinde espacio a los diversos matices de la infancia (o las “infancias” como diría Angela Gregorini).

En particular, las líneas de reflexión de esta convocatoria podrían basarse en los siguientes ejes:

1. Modelos de representación visual de la infancia en el cine, el arte, la fotografía, los comics, los libros ilustrados para la infancia, etc.

2. Figuras literarias que funcionan como metáforas del niño, de un modo de vivir, libre de los condicionamientos y de las normas sociales, capaz de soñar e imaginar sin prejuicios (el Muchachito de Pascoli, Don Quijote, pero tambien textos “científicos” como los de Ashley Montagu Becoming Children (1989), Jenny Hockey y Allison James Growing up and Growing old, o C. Philip Hwang (et al.) Images of Childhood (1996).

3. Reflexiones sobre la evolución del lenguaje visual y no visual que indican el pasaje de modelos de condicionamiento/instrucción a modelos que estimulan el pensamiento libre y la capacidad de inventiva. Utilización de un lenguaje visual (y no visual) para liberar la fantasía y el imaginario del niño.

4. Mirar el mundo de la infancia: el punto de vista de los niños.

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Diventare Bambini. Rappresentazioni visuali e costruzioni sociali dell’infanzia

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Becoming Children. Visual representations and social constructions of childhood

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Devenir enfant. Représentations visuelles et constructions sociales de l’enfance

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 Convocatoria cerrada (Vol. 5 núm. 2):

El poder de las imágenes
Exvotos, ofrendas y otras prácticas votivas

(Coordinado por Ander Gondra y Gorka López de Munain) 

Hace ya casi dos años, desde la Revista Sans Soleil, pusimos en marcha el proyecto del Archivo de Exvotos accesible desde internet (http://archivoexvotos.revista-sanssoleil.com/). En este tiempo, con más de 120 entradas, 19 países recogidos y casi 1000 fotografías subidas, hemos podido comprobar con alegría que los exvotos, lejos de ser un tema aislado, están de plena actualidad y despiertan un interés importante. Es por ello que hemos decidido lanzar un especial desde la revista con el fin de promover el estudio y la reflexión en torno a todas estas interesantes imágenes que toman parte en las diferentes y diversas prácticas votivas.

Siempre que el ser humano ha necesitado ponerse de algún modo en contacto con aquellas realidades que le eran ajenas a su naturaleza, las imágenes le han asistido como perfectos mediadores o transportadores del mensaje. Las palabras, las oraciones, los gestos son importantes en la consecución del ritual, pero la imagen objetual en muchas ocasiones establece con su presencia una relación más compleja y que se prolonga en el tiempo. Cuando se agradece la intersección de una divinidad en un asunto particular, el exvoto (imagen objetual), se convierte en el perfecto soporte o medio transmisor del mensaje. Este objeto no tiene por qué responder a una tipología dada, aunque muchas veces sea así (véase los tradicionales exvotos pintados mexicanos), puede también ser una fotografía, una flor, una vela, un mechón o unas muletas. Éstas son imágenes poderosas que amalgaman toda una serie de virtuales otorgados por las prácticas ceremoniales que las acompañan.

Uno de los ejemplos paradigmáticos de este poder de las imágenes lo encontramos en el uso de los exvotos. Éstos se remontan como mínimo a la Grecia clásica y desde entonces hasta prácticamente nuestros días se han mantenido constantes tanto en sus formas como en el uso que reciben. En el caso de los exvotos de cera, se trata de crear, por medio de la semejanza, una imagen que ejerza a modo de “doble” de aquella parte física que se encuentra afectada y se desea sanar, o en su defecto, que ya ha sido sanada y se desea agradecer con su ofrenda a una determinada divinidad por su intercesión.

Pero este especial no pretende analizar solamente aquellas prácticas votivas más tradicionales, también tendrán presencia otras muestras como las animitas, los santuarios marianos con una fuerte tradición votiva, la cultura de los ema en Japón, distintas modalidades conmemorativas en recuerdo de fallecidos en circunstancias trágicas, la recurrente existencia transcultural de “arboles de los deseos”, etc. Este especial busca recibir aportaciones sobre estos y otros temas afines, tratando de generar un corpus de materiales que enfoquen y se interroguen sobre esta “necesidad” aparentemente trans-cultural de establecer un contacto con todo aquello que escapa a las soluciones racionales.

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 Convocatoria cerrada (Vol. 5 núm. 1):

Antropología e historia del arte
Encuentros y desencuentros interdisciplinares
 

Pensar las relaciones entre antropología e historia del arte y, sobre todo, las reacciones académicas que se generan al amparo de las mismas, supone adentrarse en un terreno difícil, lleno de aristas y asperezas, de caras y miradas encontradas. Pero como tendremos ocasión de comprobar, también hay un lugar para el encuentro, el diálogo y la colaboración interdisciplinar que, bajo prismas a menudo opuestos, se ve enriquecida con una concesión a la porosidad cuyos ejemplos por desgracia todavía se cuentan en el campo de las excepciones. La intención que perseguimos proponiendo este especial es recoger aportaciones desde múltiples puntos de vista para trazar un posible estado de la cuestión que se aproxime de forma más menos sintetizadora la problemática. Y decimos “posible” ya que entendemos que son muchos los estados de la cuestión que pudieran hacerse tan sólo variando el foco de nuestro análisis. Por una lado el foco podrá apuntar hacia la historia del arte, observando cómo se ha venido aplicando el aporte de la antropología como disciplina, qué dificultades han tenido lugar y cuáles son las perspectivas de futuro. Del otro lado, desde la antropología se analizará el impacto que ha supuesto el estudio de las artes visuales, los conflictos historiográficos que se han generado, etc.

En primer lugar consideramos que merece la pena reflexionar brevemente sobre problemas que apriori pueden parecer menores pero que en realidad no lo son: las clasificaciones terminológicas. El campo de estudio de lo visual (objetos, artefactos, acciones, conflictos sociales, etc) puede ser analizado desde la historia del arte, la antropología visual, la antropología audiovisual, la antropología del arte, la antropología de la imagen, los estudios visuales, los estudios de cultura visual, etc1. Cada uno de estos nombres actúa de paraguas para cobijar a un colectivo que muchas veces se preocupa más en diferenciarse que en encontrar puntos de encuentro y de colaboración. Son muchos los trabajos teóricos que se publican con el “oculto” fin de acotar un territorio o una metodología determinada pero no es ahora nuestro propósito enumerarlos. Esta convocatoria persigue animar a la reflexión y al debate sobre éstas y otras cuestiones tanto desde puntos de vista teóricos como de aplicación práctica a determinados casos de estudio.

Convocatoria cerrada (núm. 4):

ENCUENTROS CON EL OTRO

Construcción y deconstrucción visual de la otredad

Hic Sunt Leones, escribían los romanos y los cartógrafos de la antigüedad para señalar los territorios en los que se extendían tierras inexploradas, zonas que se sustraían al poder imperial, tierras no domesticadas. Hasta allí, y viceversa, se ha desplazado el hombre a lo largo de la historia, en busca del otro, o encontrándose con el otro sin pretenderlo, sin encontrar leones, ni dragones, pero sí un pretexto para construir identidades.

Hoy el otro está a la vuelta de la esquina, no es ya cuestión de exotismo, ya no hay terra ignota que valga, y seguimos necesitando referentes. Acercarnos al otro, representar al otro, ¿para llegar a dónde? ¿Entender al otro, o entendernos a nosotros en relación a éste? Y porqué no, también el otro que se construye termina a veces esencializando los elementos que le han sido atribuidos, ya cómodo con la imagen recibida. E incluso se exige el derecho o la necesidad de una auto-representación por parte de ciertas poblaciones.

El potencial de la imagen en la construcción de la otredad o la identidad propia, ha resultado vital a lo largo de la historia. Los textos y audiovisuales merecen una indudable valoración como documentos en la investigación en ciencias sociales.

Este especial busca analizar estas cuestiones y otras tantas a las que puede dar cabida un tema tan inabarcable y omnicomprensivo como éste. Buscando recibir aportes que indaguen en los variados formatos audiovisuales; vídeo, cómic, pintura, cine, propaganda, caricatura, cartelismo, fotografía, tatuajes, publicidad, etc.

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Convocatoria cerrada (núm. 4):

RELACIONES ENTRE IMAGEN Y MUERTE

Anacronismo, presencia, ausencia

La relación entre imagen y muerte tiene unos orígenes remotos que entroncan con el origen de las primeras prácticas rituales del ser humano. Estas imágenes ponen de manifiesto una presencia que cuestiona la linealidad del tiempo, creando complejos pliegues y rupturas que devuelven a nuestro presente una realidad anacrónica. Por ejemplo, los cráneos de Tell Ramad (7000 a.c.) evidencian una pulsión, salvando las evidentes distancias, muy similar a la fotografía post-mortem de finales del XIX: actualizar (presentar) la ausencia de un difunto a través de una imagen. Se podrían rastrear muchos ejemplos similares como la utilización de las máscaras mortuorias en la antigua Roma, en los exvotos de cera del Renacimiento, en los memento mori barrocos, en las fotografías que acompañan las lápidas en los cementerios…

Este especial pretende analizar estas cuestiones y otras tantas a las que puede dar cabida una relación tan compleja e interesante como es el binomio imagen-muerte.

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Convocatoria cerrada:

Convocatorias de Bric-à-Brac:
ARQUITECTURAS Y ENTORNOS OUTSIDER. Reyes, inventores, santos y héroes

Por todo el mundo hay construcciones que se yerguen como testimonio de las relaciones entre un individuo y su espacio, no desde un punto de vista social o funcional sino como la generación de un mundo a medida completamente personal. Son creaciones inspiradas, que parten de un sueño, una misión o un afán transformador que busca crear un territorio donde extenderse, un lugar para ser.

Juan Antonio Ramírez llamó a estas construcciones “escultecturas” y fue el primero en reunir en un libro las más significativas del territorio español: la Catedral de Justo en Medina del Campo, el Paraíso de Betanzos, Las Cabañas Efímeras de Can Sis Ral, etc.

Casi podemos clasificarlas en dos categorías.

A menudo son un juego y un reto que comienza por un pequeño acto recompensado y desde ahí se desencadena un desafío a los límites. Buenos ejemplos de esto son la conocida “Maison de celle qui peint” (“Casa de la que pinta”), cuyos motivos decorativos van conquistando todos los rincones de la casa, la ropa, los armarios, las paredes, la fachada…; la delirante Junkerhouse (Casa de Karl Junker) tallada en madera hasta los techos; o cualquiera de las múltiples casas recubiertas de conchas o trecandís que encontramos por España.

Son principalmente transformaciones del hogar o del jardín que pueden llegar al punto de conventirse en un paradigma del mundo exterior en el caso de los “países inventados”, prestando especial atención a los símbolos territoriales que sirven de puente entre ambas realidades, la íntima y la social/política (leyes, moneda, escudo, bandera e idioma). Así el Imperio de Monera, creado por Gerard Van Lankveld, regente incuestionable avalado por un atrezzo de corona, cetro y trono.

Otras veces la ambición es inmensa desde un principio y la construcción se plantea como un proyecto: la Catedral de Justo, las Torres de Watts, el Palacio Ideal… Aunque el detonante sea a veces de origen místico u onírico, se requiere bastante planificación en la ejecución como demuestra el hecho de que la Torres de Watts hayan sobrevivido a terremotos que destruyeron los edificios colindantes.

Aún podría formarse un tercer grupo con las intervenciones de los entornos naturales, como la de Nukain Mabusa, que pintó con motivos geométricos de colores vivos las rocas de una colina. En España tenemos las caras del Pantano de Buendía en Cuenca y en Francia las rocas esculpidas por Adolph‐Julien Fouré que ilustran las fechorías de unos piratas.

Bajo estas creaciones late un desafío a los límites (propios o externos) que se gesta en unespacio íntimo, a menudo clandestino. Es común que los autores trabajen a escondidas y que no den a conocer el proyecto hasta que esté muy avanzado o que lo mantengan oculto para siempre.

Su crecimiento es exponencial, Tressa Prisbey comenzó construyendo una cabaña para albergar su colección de lápices y terminó creando un pueblo entero con botellas desechadas.

Se trata de proyectos extensos, de largo desarrollo en el tiempo y gran importancia en la vida del autor. Su período de creación rara vez es inferior a 10 años y suele concluir con el fallecimiento de la persona.

Para esta convocatoria aceptamos tanto reflexiones teóricas como estudios de casos particulares relacionados con la arquitectura outsider y la generación de universos inventados. Se concede total libertad a los participantes para poder así ofrecer un conjunto lo más complejo, original y diverso posible.

Por otra parte, se recuerda que está igualmente abierta la recepción de textos para la sección de artículos que traten sobre cuestiones relacionadas con el arte outsider sin necesidad de ceñirse a la temática de la convocatoria.

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